La puerta del tiempo by Pierdomenico Baccalario

La puerta del tiempo by Pierdomenico Baccalario

autor:Pierdomenico Baccalario [Baccalario, Pierdomenico]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2004-11-15T00:00:00+00:00


Capítulo 13

Secretos a media voz

Julia levantó la vista al cielo.

—¡Mira que…! —exclamó en cuanto se quedó sola en la cocina. Exactamente lo que había imaginado: ese nombre era un salvaje, un grosero y un inepto. Era normal que viviera solo: ¿quién podía soportarlo?

Bajó de la silla y se acercó a los fogones. Levantó la tapa de la cacerola y, muy a pesar suyo, tuvo que admitir que el aroma era irresistible. Su estómago rugió, como reclamándole una ración.

No eran más que las siete de la tarde pero, tras la exploración, el baño en el mar y todo lo que había venido después, la idea de un pedazo de pan crujiente bañado en sopa era poco menos que maravillosa.

—¡Mira que…! —repitió, agachando la cabeza más por una cuestión de actitud que porque tuviera la necesidad real de protestar contra algo o alguien.

—¿Mira qué? —le preguntó Jason al regresar a la cocina.

Llevaba en la mano el Diccionario de las lenguas olvidadas y el pergamino que habían encontrado junto a las cuatro llaves.

Dejó todo sobre la mesa de la cocina y dijo:

—¡Uauh, qué olorcito! ¿Por qué no nos pulimos rápidamente todo lo que haya?

Rick también entró en la cocina y les comunicó que podía quedarse a dormir en Villa Argo. Julia sonrió: le gustaba la idea.

Jason le alcanzó rápidamente el diccionario.

—Primero descifremos esto y luego comeremos —dijo.

De pie en su casita, Néstor permanecía contemplando la cocina de Villa Argo con la luz encendida, sintiendo cómo se agitaban en su interior muchas ideas contradictorias.

Oía a los chicos reír, hablar por los codos y llamarse a voces.

Y luego oyó el ruido de platos y cubiertos. En la vieja mansión se encendieron y apagaron muchas luces.

El jardinero sonrió: Villa Argo parecía haber renacido.

—Es como en los viejos tiempos… —murmuró.

De tanto vivir solo, se había acostumbrado a expresar sus pensamientos a media voz.

En realidad, Néstor esperaba que con esos niños la situación fuera mejor que en los viejos tiempos. Volvió a pensar en el encuentro de primera hora de la tarde con Oblivia Newton y le entraron ganas de destrozar algo.

—Esta casa nunca será tuya, Oblivia… —dijo silboteando entre dientes.

Esa joven y rica mujer de negocios administraba una gran empresa inmobiliaria. Néstor no sabía en qué consistía exactamente su actividad: solamente que vendía y compraba casas. El término técnico era «intermediaria inmobiliaria». Era capaz de ganar más dinero vendiendo una casa que el arquitecto que la había diseñado o los albañiles que la habían construido.

«Misterios del mundo moderno», pensó Néstor.

Oblivia Newton razonaba exclusivamente en términos de dinero. Néstor no.

Y esa diferencia era lo que más desconcertaba a Oblivia: había tratado de cubrir a Néstor de libras esterlinas, le había propuesto viviendas lujosas en cualquier otra parte del planeta. Habría estado dispuesta a darle todo lo que le hubiera pedido con tal de convertirse en la propietaria de Villa Argo.

—Pídeme lo que quieras —le había propuesto de nuevo esa misma tarde—, y yo te lo daré.

—De acuerdo: quiero que desaparezcas —le había replicado Néstor, haciendo que se pusiera como un basilisco.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.